jueves, 10 de septiembre de 2015

Las 5 caras de la persona con ansias de poder (1)


“Nadie puede tener el sol en sus manos, Pero algunos pueden aparentar tenerlo”

                                   

Todos hemos estado alguna vez en alguna posición de poder en nuestra vida. Existe una búsqueda en el ser humano que es el de agradar e influir positivamente sobre otros. Pero muchos creen que el poder temporal es la clave. Mediante el poder o atracción física podemos atraer a otros, mediante una habilidad intelectual deslumbrar el pensamiento de otros y mediante un poder emocional llegar a los corazones. Pero pocos son tan complejamente fuertes como la mezcla de poder y falsa religiosidad. ¿Por qué? Porque el poder pertenece a lo humano pero el poder religioso y espiritual pertenece a lo divino. Me explico: Dios tiene el poder. Habló y existió. Predicó y maravilló. Tocó y sanó. Oró y el milagro se hizo realidad. Y ese poder es muy tentador para el ser humano, especialmente para un tipo de ser humano, el que busca un poder más allá de su esfera humana. ¿Me pude hacer entender? El poder religioso tiene un lugar normal en la vida religiosa, pero cuando la búsqueda es en el ambiente religioso mostrando diferentes caras en la búsqueda de su gran objetivo: El poder religioso. Ahora, ¿Cómo detectar a la persona cuyo motivo y búsqueda de poder es falso? 
El propósito simplemente es mostrar 5 características que muestra una persona con dichas motivaciones:

1.La Mentira: El buscador de este poder “utiliza la mentira como una herramienta más. Y la podemos tipificar como mentira psicopática, porque es una forma de mentir especial, relajada, convincente, totalmente adaptada a la circunstancia y con la única finalidad de conseguir un objetivo. Él puede mentir a través de lo verbal y a través de lo corporal, es decir, puede actuar. Puede hacer toda una escenificación y mantenerla el tiempo que sea necesario hasta conseguir su objetivo.”
“¡Estuve tres días regulando!” Con esta frase un compañero de trabajo me describe la actitud esta persona que miente y que cree que engaña a todos. Mentiroso como pocos y a quien el deseo de poder religioso atrae como polen a las abejas. Persistente. Una característica que lo hace implacable porque no da respiro a curiosos e incautos, que perciben algo raro pero al ser “captados” constantemente a sus temas de diálogo, siguen sus olas mareándose y cayendo en los temas que propone una y otra vez. Él lo disfruta. Pero se equivoca, porque he aquí la segunda característica que quiero destacar: el desequilibrio o lo que los eruditos llaman “desmesura”.

2. La desmesura: En general, este personaje se pasa de fabulador, se excede. A uno le cuenta una historia, pero a otro le cuenta otra diferente. Aquí es cuando la mentira cae y sólo la comparación entre “sus dichos” entre los compañeros la revelan. “Tiene una labia impresionante”. Otra frase de mi compañero. Esto le juega en contra y evidencia su método inexperto aunque muchos caen con su frenesí verborreico.

3. Cosificación: Podemos afirmar que esta persona tiene rasgos psicopáticos claros: “Hay otro rasgo que llama la atención y es muy clarificador para entender la conducta del psicópata, que es la cosificación de las personas. ¿Qué es cosificar a una persona? Es quitarle el rango de igual, es quitarle a la persona la valoración de persona en sí. Si se tiene frente a sí a otra persona, se practica lo que se llama la empatía, es decir, colocarse en el lugar del otro y ejercer lo que se llama comprensión, es decir, si se está en lugar de esa persona se puede obrar y sentir cosas semejantes. Ahora, si se le quita esa cualidad de persona a la otra, se la convierte en una cosa, una cosa es manejable, es manipulable, se puede hacer con ella lo que se quiera. No se puede matar a una persona, para matar uno debe cosificar al otro, es decir, hacer el paso psicológico de descalificarlo como persona y ubicarlo como cosa y ahí sí, se lo puede destruir. Y de esa forma también, como cosa, se lo puede manipular a satisfacción, es una herramienta que se puede utilizar para el propio beneficio.”


PARTE 2